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Escrito por Fran López de Paz
(ABC de Sevilla, 26-02-09)
Como dicen que la música es capaz hasta de ablandar a las fieras a ver si hablando un poco de ellas amortiguamos todos los impactos de estos días que no han sido pocos.Arahal es una población de la Campiña sevillana, eso creo que lo sabemos más o menos todos, que tiene unos 19.000 habitantes. Su nombre proviene de la expresión árabe Al-rahal que significa el lugar para descansar. Y a eso parece que es a lo que se ha vuelto porque en los últimos años las calles y las casas de su centro histórico-los pueblos también lo tienen- han experimentado una transformación que presentan un perfil poco conocido de un lugar que además atesora una tremenda riqueza patrimonial.Pasear por sus calles es una delicia. Inmersa, como todos los pueblos de Sevilla en la crisis económica que ha elevado las cifras del desempleo, Arahal presenta un perfil poco conocido que llama la atención. Tiene que ver con la música. En su conservatorio, al que ahora le están haciendo un nuevo edificio estudian cerca de cuatrocientas personas. La cifra en valores absolutos puede que no diga mucho, pero si tenemos en cuenta que en Sevilla los alumnos de los conservatorios están en torno a los mil vemos que la proporción músico por habitante es elevadísima con respecto a la capital. El responsable de todo puede ser un hombre, Manuel Rodríguez, veterano músico que fundó la no menos veterana y mítica Agrupación Musical Santa María Magdalena que en su día hizo y ahora sigue haciendo historia. Pero es que además de esta banda existen en el pueblo otras tres. Así se explica que los niños y los jóvenes quieran participar en algo que se encuentra muy pegado a la piel del pueblo. Pero no solo la música suena por aquí. De Arahal es un joven pianista, Germán García González que es una especie de Chopin de la Campiña no solo por la maestría de sus interpretaciones y composiciones sino por el futuro que le espera. Escuchándole el otro día tuve dos sensaciones. La primera tiene que ver con la cultura. Aunque nos sea desconocido, en los pueblos se hace tanta y tan buena cultura como en las grandes ciudades. Y la segunda con el futuro: tenemos a 20 minutos de la capital una especie de Salzburgo blanca rodeada de olivares que ni la misma Arahal sabe que existe. En los malos tiempos la imaginación es la mejor de las medicinas, y Arahal puede encontrar en su patrimonio y en la música esa salida alternativa a la mala racha que se vive. Quién no dice que si se cuida y se potencia un poco podemos estar ante la verdadera ciudad de la música de la provincia de Sevilla.
Publicado en ABC de Sevilla
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